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Los voluntarios, los que más trabajan: en cuerpo y alma

Los voluntarios, los  que más trabajan:  en cuerpo y alma

Jacetanos con verdadera vocación de servicio que hacen posible el Festival

“Sin voluntarios no hay festival”. Con esta rotundidad destacaba el alcalde de Jaca, Juan Manuel Ramón, la extraordinaria labor que llevan a cabo más de 200 personas que invierten su esfuerzo para que todo funcione correctamente, prácticamente a la perfección,  durante estos cinco días festivaleros. La organización está formada por voluntarias y voluntarios de todas las edades que se reparten en distintas comisiones:  Artístico, Acompañantes, Voluntarios, Azafatas, Prensa, Alojamientos, Comidas, Movilidad, Protocolo, Recepción, Información, etcétera. Todos ellos, cada uno en su tarea, desempeñan una función fundamental para el buen desarrollo del festival.

Todo está supervisado por la organización. Los voluntarios se encargan de los detalles: actuaciones, desplazamientos, intérpretes, comidas...

Todo está supervisado por la organización. Los voluntarios se encargan de los detalles: actuaciones, desplazamientos, intérpretes, comidas… © Foto: Círculo Fotográfico de Jaca

Las jornadas laborales de los voluntarios del festival jaqués no tienen precio: La mayoría de ellos a las ocho de la mañana ya están pululando por las calles, por los despachos, por las oficinas, por los hoteles, por los pabellones, por los colegios, por el palacio de congresos y por tantas otras partes. Muchos de ellos, a las dos de la mañana se retiran a descansar.

Son cuatro días sin parar, sin descanso, no aptas para “flojos”… Un buen número de voluntarios comienzan a trabajar en la edición del Festival muchos meses antes de que comience la edición. Las últimas semanas anteriores a la inauguración oficial son intensas y los últimos diez días, aproximadamente, estresantes, a contrarreloj. Pero los voluntarios responden, no flaquean. Los hay veteranos y este año también hay voluntarios muy jóvenes. Desde ocho o nueve años hasta sesenta y tantos, tenemos voluntarios para todos los gustos. También los hay que se estrenan en esto del trabajo voluntario para el Festival, porque es todo un trabajo, no cabe duda, y bastantes de ellos llevan ya unas cuantas décadas dedicándose a esto de organizar el Festival Folclórico de los Pirineos.

José María Tomás, un todoterreno del Festival

José María Tomás, por ejemplo, tenía poco más de veinte años cuando comenzó a trabajar en el Festival de su pueblo, de Jaca. Comenzó en la sexta o séptima edición (y llevamos cuarenta y ocho…) Ahora ya ha cumplido alguno más de sesenta y mantiene el mismo entusiasmo y las mismas ganas que cuando no era más que un chaval. Lo del Festival le gusta y se nota. Ha hecho de todo en la organización del festival. Ahora es el encargado de la comisión de Artístico y su labor, posiblemente, cuenta con gran responsabilidad para la organización. Pertenecer a esta comisión requiere una gran capacidad de improvisación y trabajo en equipo para que todas las actividades y actuaciones se desarrollen de manera eficiente.

La lluvia ha obligado estos dos días a demostrar la capacidad de reacción del equipo, que han sabido afrontar los inconvenientes de manera eficiente. “Nos hemos reunido a primera hora de la mañana para modificar todo; hemos suspendido los pasacalles, hemos trasladado la actuación del quiosco al casino y hemos distribuido, asimismo, al resto de grupos en los talleres de baile para niños, las residencias de ancianos y la escuela infantil para que ninguno se quedase sin actividad”. Tomás, a las seis de la mañana, ya está pensando en la jornada del Festival; a la una o las dos de la mañana,  es fácil encontrárselo al final de alguna actuación.

Alfredo López: vocación por el Festival

A esta misma comisión, la de Artístico, pertenece también Alfredo López Artillo. De una generación más joven que Tomás pero también todo un veterano del Festival jacetano. López Artillo ha colaborado en la organización del festival desde su juventud como acompañante de distintos grupos y, desde hace varios años, es el responsable de los pasacalles dentro de la comisión de Artístico. “Hay que cuidar que los grupos no se encuentren de frente y estén distribuidos por distintos puntos de la ciudad”, explica Alfredo López.

Es un trabajo que requiere experiencia y conocer muy bien Jaca y el festival en todas sus dimensiones: las pequeñas y las grandes porque los detalles son numerosos y determinantes. No es una tarea fácil ya que cada conjunto artístico debe pasar por una serie de lugares y se deben coordinar todos los itinerarios. Alfredo López es otro jacetano entusiasta del Festival: curiosamente, comparte la mesa en la que diseñan los programas diarios para los grupos, en la oficina del Palacio, con su hija, que ya ha entrado también en la vorágine festivalera y va aprendiendo a hacer de voluntaria para que todo salga bien: una familia entregada, con generosidad y dedicación, al Festival de Jaca, de su ciudad.

La jornada de trabajo para los voluntarios del festival no termina en todo el día.

La jornada de trabajo para los voluntarios del festival no termina en todo el día.

Viñas y Agustín: jóvenes veteranos

En la comisión de acompañantes se encuentran María José Viñas y Toño Agustín, también veteranos en la organización. Ambos llevan desde los 14 años colaborando como azafata, voluntario, acompañantes y coordinación de la sección. Actualmente, su función es coordinar a los acompañantes de los grupos para que cumplan los horarios de actuaciones, comidas, alojamientos y demás necesidades diarias.

Hay que estar todo el día pendientes para evitar fallos y despistes, explican los responsables de la sección de acompañantes que pasan horas y horas en las dependencias del Palacio de Congresos sin sentir la fatiga ni el cansancio por sus enormes ganas de ayudar a todos los componentes de los grupos con el fin de que todo salga bien. María José Viñas, farmacéutica, está muy contenta de que haya vuelto el Festival de siempre, de que se haya recuperado el verdadero festival, es una de las personas que se alegra sinceramente y agradece que el festival “haya regresado” y que Jaca vuelva a tener este maravilloso acontecimiento.

Viñas no se pierde ningún detalle ni actividad del festival y lo vive de cerca y de verdad, por dentro y por fuera. Siempre está dispuesta para salir a donde haga falta y resolver el problema que se presente; todo para que los miembros de los grupos, muchos de ellos extranjeros, se sientan a gusto y se encuentren en buenas condiciones para que luego puedan dar lo mejor de sí mismos encima del escenario y por las calles de Jaca.

“También hay que ayudarles en necesidades cotidianas más personales, como arreglar zapatos, lavar ropa o coser trajes”, explica Toño Agustín, que con 51 años, ya lleva más de treinta dedicándose al festival jaqués.

Almudena, pendiente de todo con una sonrisa

La jacetana Almudena Rodríguez lleva tres ediciones colaborando en la comisión de azafatas, y este es su primer año como responsable. Se encarga de enseñar a los grupos de azafatos y azafatas a dar la información del festival desde las mesas distribuidas en distintos puntos de la ciudad: dónde se encuentran los escenarios, los horarios de las taquillas, los puntos de venta, y toda la información necesaria que a diario es mucha.

Almudena destaca, además, la gratificación que le produce trabajar con los chicos y chicas, hasta con niños, y el contacto con todo el personal del festival, con la gente de la organización y con los participantes que vienen de fuera. “Vemos su cultura, vemos sus trajes y tenemos un acercamiento más humano todavía”, dice Almudena Rodríguez para quien el festival de Jaca, el de siempre, es también algo muy valioso para la ciudad y para los jacetanos.

Almudena se ocupa de muchas cosas pero no se pone nerviosa porque lo hace a gusto. También está muy contenta de que se haya recuperado el Festival, de que Jaca pueda volver a vivir el festival que casi se había perdido.

Almudena Rodríguez, a pesar de la presión del trabajo diario, del estrés de la organización, de la responsabilidad de que no se produzcan fallos, siempre tiene una sonrisa para el que se acerca a ella: sean niños voluntarios, a quienes los trata con todo el cariño, como si fueran suyos, sean miembros de los grupos folclóricos o sea personal de la organización. Almudena nunca te dejará “tirado” y siempre se preocupará de que se resuelvan todos los detalles. Otra entusiasta del festival con verdadera vocación de servicio que la demuestra, a diario, durante el desarrollo de todas las actividades del Festival Folclórico.

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