La ceremonia inaugural devuelve su esencia al Festival, con el agradecimiento entusiasta del público.
Satisfacción y entusiasmo son las palabras que mejor definen el sentimiento de la inmensa mayoría de los jacetanos tras la vibrante inauguración del Festival que tuvo lugar anoche en la Ciudadela. Es la satisfacción por recuperar algo que les habían quitado y el entusiasmo por poder disfrutar y pasarlo bien con un espectáculo bien hecho. La misma satisfacción que se respira en la organización por el trabajo bien hecho y por el denodado esfuerzo realizado para llevar a cabo, a contrarreloj, las tareas que cuestan varios meses en unos escasos y trepidantes días.
La ceremonia inaugural, brillante novedad de esta edición del Festival, resultó todo un éxito. Espectáculo de baile, danza, movimientos, colores, imágenes y sonidos dedicados a los elementos básicos de la naturaleza: aire, tierra, agua y fuego, que conectó estrechamente con el público, un público con ganas de festival, un público con ganas de buen espectáculo que encontró lo que buscaba. En muchos casos, la oferta superó las expectativas. El Joven Ballet del Pirineo dio algo más que la talla y organizó una velada de categoría encima del escenario. Voluntarios, organizadores y trabajadores municipales se encargaron de organizarla, sin desviarse ni un ápice del guión, a pie de la Ciudadela, monumental enclave que cobijó el evento y cerró el círculo a un gran acontecimiento de nivel internacional.
Casi no tuvieron ni seis horas para ensayar el espectáculo final de la ceremonia, en el que todos los grupos aportaron, en un perfecto acompasamiento entre ellos, su arte, su folclore, su música, su danza, en unión con el de todos los demás, dando cuerpo a una combinación que formaba un amalgama cultural insuperable. Dirigidos por un distinguido y experimentado coreógrafo cubano. El hermanamiento fue completo, motivó al público y hasta lo levantó de las sillas. La letra del himno del Festival se cumplió: hermandad, amor y paz. La letra de Dumall se vivió entre el todo Jaca que abarrotaba las gradas dispuestas en el patio de Armas del Castillo de San Pedro. Anoche dio comienzo la 48ª edición del Festival Folclórico de los Pirineos, que cada dos años convierte la ciudad de Jaca en un elegido punto de encuentro entre pueblos de todo el mundo. Más de mil personas acudieron a la Ciudadela para disfrutar de la ceremonia. Muchas más se quedaron sin poder entrar. Para la próxima edición habrá que aumentar el aforo. La prueba ha sido todo un éxito para Jaca y para el Festival. Los grupos, al acabar la gala, confundiéndose con la gente, seguían actuando en las calles, todavía tenían ganas de más y los jacetanos no querían irse a la cama. La fiesta estaba servida y el festival no había hecho más que comenzar.
Voluntarias y voluntarios de todas las edades llevaban desde primera hora de la mañana colaborando, con mucho esfuerzo, para que la primera gala fuese todo un éxito. Fue la primera vez que se colocó el escenario en el interior de la Ciudadela de Jaca, una apuesta arriesgada pero segura. José María Tomás, representante de la comisión de Artístico, habla de los problemas que tuvo que afrontar la organización “La iluminación, el equipo de sonido, la distribución de las butacas, etcétera. Ahora ya sabemos cómo solucionarlo para la próxima vez”, dice.
Colocar las sillas en el interior de la Ciudadela, etiquetarlas, servir bebidas, descargar material y montar mesas para el comedor son algunas de las tareas que han tenido que llevar a cabo muchos jóvenes voluntarios a lo largo de todo el día. Para algunas, este es el primer año que contribuyen a la organización del festival, y destacan el contacto con la gente como una de las mejores experiencias de ser voluntario. “Desde dentro lo vives más, hablas con la gente, con los grupos… Si no, solo ves lo que pasa en el calle y ya está”, dice Elsa Pueyo, una de las voluntarias. Otras, como María Urraca y Alba Molina llevan ya tres años como voluntarias, y aunque saben que no es fácil la coordinación de tantas personas, aseguran que la experiencia es muy gratificante y recomendable.
La ceremonia inaugural comenzó a las diez y media de la noche y cumplió con creces las expectativas. El monumental marco histórico en el que se celebraba, la Ciudadela, puso su granito de arena para que así fuera. El espectáculo, bajo el título de “Jaca abierta al mundo”, corrió a cargo del Joven Ballet del Pirineo, agrupación formada por jóvenes bailarines y bailarinas de Jaca y Sabiñánigo que han recibido prestigiosos premios a nivel internacional. La coreografía que abrió la gala, ideada por Susana Ara y William Castro, representó el origen del universo y sus elementos con una expresión y puesta en escena sensacionales, que el público supo valorar con sus aplausos. “Representamos el surgimiento de los cuatro elementos: fuego, agua, aire y tierra, que al final se fusionan y dan lugar al nacimiento de la Tierra”, cuenta Deusdedit Bandrés, una de las bailarinas más veteranas.
A continuación comenzó la presentación de todos los grupos participantes. Los espectadores y espectadoras fueron transportados en un viaje a través de los cinco continentes, en el que cada conjunto mostraba un poco de su espectáculo y que dejó a todos con ganas de ver mucho más.
Al finalizar, el alcalde de Jaca, Juan Manuel Ramón, se dirigió a los asistentes para inaugurar oficialmente la cuadragésimo octava edición de este certamen unniversal. En su intervención, dio la bienvenida a todos los participantes e hizo referencia a la extraordinaria labor de los voluntarios y de la comisión de organización que hacen posible el buen funcionamiento del festival y animó a todos los jacetanos y jacetanas a contribuir con su participación a que la Calle Mayor de Jaca se convierta en la “Calle Mayor del mundo”.
La ceremonia se cerró con la reunión, encima del escenario, de los músicos y bailarines de todos los grupos, que fueron capaces de unir, sin apenas preparación, sus diferentes ritmos y movimientos en una danza que emocionó a todos los asistentes. Un detalle que representa a la perfección los valores de este festival: hermandad, amor y paz. Quedó así inaugurada la 48ª edición del Festival Folclórico de los Pirineos que trae a las calles de la ciudad una auténtica fiesta popular de mezclas culturales, que durante un lapso de tiempo se perdió y que ahora, para gozo de todos los jacetanos, vuelve y lo hace con más fuerza que nunca.
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